lunes, 15 de febrero de 2010

EL MUNDO DÉVICO Y ELEMENTAL: DESPIERTEN SU CORAZÓN BONDADOSO

Igneón: Ha llegado ya el momento de presentarles otra de mis facetas, el pertenecer al mundo dévico. Originalmente provengo de él. Debido al actuar inconciente de la humanidad sobre la naturaleza –y el consecuente deterioro de la misma- decidí encarnarme en el reino humano, con el propósito de comprender por qué actúa así. (No es la primera vez que vemos que seres dévicos se han encarnado en el reino humano para comprenderlo y hacer de puente con el mundo dévico, ya que su función es de la máxima importancia para los seres humanos).

En ese sentido, he podido despertar a mis orígenes dévico-elementales y recibir varios mensajes de mi familia de aquel reino. Quiero compartir con ustedes el mensaje de mi padre Taltaleo, que me pidió mostrar el mundo dévico a la Humanidad.
Taltaleo: Aprovechando esta oportunidad, quiero presentarme a ustedes, humanos. Soy un deva de los elementos y estoy hablando por medio de mi hijo, quien por amor a todos nosotros –y también a ustedes- decidió encarnarse con cuerpo humano y tener una serie de experiencias humanas, que le permitieran conocer cómo son ustedes.

Así, luego, poder volver con su familia dévica, con la experiencia de saber cómo piensan, cómo sienten, cuáles son sus problemas, para entonces poderles ayudar a establecer un vínculo de verdadera colaboración, pero sobre todo de respeto. Respeto que ustedes nos han faltado notablemente por su ausencia de conciencia. Un respeto que llegó a desaparecerse en sí mismo, y que por su inconsciencia nos tratan de una forma tan despectiva.

No me refiero a nosotros como los seres conscientes que somos, sino a la naturaleza que nosotros sostenemos. Todos ustedes, en mayor o menor medida, agreden al medio que los rodea. Lo hacen porque primero se agreden ustedes, y esa agresión la llevan hacia afuera.

Han olvidado quiénes son. Han olvidado la relación entre ustedes y nosotros; es más, su olvido es tan profundo que ni siquiera reconocen que nosotros existimos. Nos aceptan siempre como parte de reinos de fantasía, de cuentos de hadas, y sin embargo, el reino de fantasía es el de ustedes, los humanos, los humanos de esta dimensión que no recuerdan quiénes verdaderamente son.

Este desvío en la fantasía de suponerse los seres más evolucionados, más desarrollados, mejor dotados, creyéndose que son los únicos del universo, son las pamplinas más grandes que pueden sostener en vuestro mundo de inconsciencia.

Creerse los únicos y los mejores – a la vista de lo que hacen a su entorno y a sus propios congéneres- claramente les demuestra que no es así. Algo les falta para que vuelvan al orden, el Orden Divino que es de la Madre; el Orden del Corazón, que es el Orden del Amor.

Aprovecho esta oportunidad de hablar a través del corazón de mi hijo, que curiosamente en este momento está encarnado en un humano, pero que yo percibo claramente en él toda esa energía dévica que lo llena, que lo colma y que ahora está volviéndola a traer al mundo que le corresponde, pero antes ha de hacer una labor de establecer las pautas básicas en cuanto a la relación del hombre con la naturaleza.

En esto quiero hacer un llamado a todos ustedes, porque sé que en el fondo son corazones bondadosos. Lo que les quiero pedir es que se comprometan a que no sea tan en el fondo, que vengan más hacia la superficie, con el sentir desde lo profundo, para hacerse más sensibles al medio que les rodea.

No importa si viven en el campo, en la montaña, en el mar, en el desierto, en la ciudad, en el bosque, en la llanura, en la selva, no importa. Lo que sí tiene que importar es cómo se relacionan con esos lugares, porque gracias a ese entorno, ustedes viven. La vida que tienen puede tener mucha mejor calidad si comienzan a respetar ese entorno que les permite respirar cada bocanada de aire que les mantiene vivos, hidratarse con el agua que les damos, alimentarse con todos los elementos que les damos.

Es más todavía, muchos de nosotros los elementales vivimos en los cuerpos de ustedes. Con los alimentos que ustedes les brindan, son los encargados de todas las funciones corporales. No es química, no es física, es amor en acción. El amor que bien dirigido, cuando se está en conciencia, es decir cuando se vive en el corazón, les permite alcanzar una mejor calidad de vida. Pero para eso debe haber un compromiso interno de quererlo, de buscar, de limpiar el corazón de todo rastro de energía que ya no sirve, para que puro y limpio resuene con el entorno.

El corazón les está llamando para volver a ser los guardianes de la Tierra, de esta Perla Azul magnífica, que está llamada a hacer su Ascensión con aquellos de ustedes que despiertan en su corazón.

Rowina: Querido amigo, yo como Princesa de Telos, tengo contacto con los elementales. De hecho, la Comunidad del Amor Viviente tiene un elemental que la protege.

Es muy importante que volvamos a la conciencia de la colaboración de todos los reinos. Es hora de que se os comience a tratar con el respeto inmenso que siempre habéis merecido así que te doy las gracias por venir y hablarnos, para que –por medio de esta Voz del Amor- volváis a expresaros. Muchísimas gracias, hermano, por haber venido.

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